
Foto de Reuters v La Voz de Galicia El ministro de Exteriores argelino, Ramtam Lamamra ABDELAZIZ BOUMZAR | Reuters
EFE v La Voz de Galicia
25 ago 2021 . Actualizado a las 17:39 h.
La ruptura de relaciones diplomáticas con Marruecos por parte de Argelia, su rival en la región, es fruto de una decisión meditada durante meses y parece responder a una estrategia para recuperar la influencia en el norte de África y el Sahel y aislar a Marruecos en un área vital y de alto valor para EE. UU. y la UE en la nueva geoestrategia mundial.
Expertos y diplomáticos afincados en la zona, citados por Efe, así lo apuntan y coinciden en que el momento parece haber sido «cuidadosamente escogido» por Argel en un intento por aprovechar lo que percibe como «un momento de debilidad diplomática» de Marruecos tras la decisión del presidente de EE.UU., Joe Biden, de ignorar la política promarroquí de su predecesor, Donald Trump, sobre el Sáhara Occidental, y las consecuencias del conflicto con España y Alemania.
La Administración demócrata no ha enviado señales que apuntan a que prefiere recuperar el diálogo a través de la ONU, roto desde que en el 2018 Rabat anunció que la independencia no era ya una opción y que solo se avendría a pactar una «amplia autonomía». Berlín y Madrid recibieron, por su parte, el respaldo cerrado de la UE, que asumió como propio un conflicto que la diplomacia marroquí pretendía que fuese bilateral y que enmarcó en su ambición de que las potencias europeas se sumaran a la corriente de Trump y aceptaran la soberanía marroquí sobre los territorios ocupados como condición para negociar.
«Argelia observaba con preocupación la estrategia de Marruecos en el Sáhara y en particular la ofensiva diseñada por [el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser] Burita», explicó un analista militar europeo asentado en el área.
El anuncio de la ruptura de relaciones, que los expertos preveían desde que Marruecos normalizó los lazos con Israel, se produjo a un mes de una importante reunión de países vecinos sobre el futuro de Libia que se celebrará en Argel, y que Washington aplaude. El lunes, Lamamra viajó a Túnez con este motivo, y se reunió con el enviado especial de EE.UU. a Libia, Richard Nolan.
Un día antes, el Ministerio argelino de Exteriores expresó el temor de Argelia a un estallido de violencia terrorista en países como Mali, Níger o Burkina Faso, en los que tanto EE.UU. como la UE tienen bases, soldados e intereses militares, mientras que el jefe del Ejército y hombre fuerte del país, general Said Chengriha, instó a las fuerzas armadas a «estar más vigilantes».
«La decisión tiene una importante vertiente regional, agita el tablero en el Sahel y el Magreb, pero puede suponer también una oportunidad», explica por su parte un diplomático árabe en Túnez. «Es evidente que la geografía de Argelia, que comparte fronteras con el Sahel y Libia, la convierte en un factor necesario en toda estrategia que se planee para la zona. En eso tiene ventaja sobre Marruecos, pero también implica obligaciones y debilidades», precisa la fuente militar.
Pour les plus avertis, la décision était attendue au vu de tout ce qui s’est fait et dit au moins depuis la mi-juillet. Pour Alger, c’est une décision prise à contrecœur mais inévitable devant la multiplication des « actes hostiles » de son voisin.
|Lire aussi : Algérie – Maroc : le double jeu du roi Mohamed VI
En conférence de presse, Ramtane Lamamra a tenu à souligner que c’est la première fois que l’Algérie a pris la décision de rompre avec un pays pour des considérations « nationales », et que les rares fois où elle a eu à prendre ce genre de mesure extrême c’était en soutien à des causes justes.
La dernière rupture des relations entre les deux pays, en 1976, a été prise à l’initiative du Maroc suite au soutien de l’Algérie au Front Polisario. Les relations ne sont rétablies qu’en 1988.
« Ça ne nous fait pas plaisir de rompre les relations avec le Maroc. Cette fois, on a pris la décision après une longue attente », a-t-il expliqué. Une manière de signifier que le royaume n’a guère laissé le choix à son voisin.
Les relations entre les deux pays butent depuis près d’un demi-siècle sur la question sahraouie, mais ces derniers mois, le Maroc a poussé le bouchon trop loin en portant l’affrontement sur le terrain de la situation interne de l’Algérie et de la géostratégie internationale.
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