Bajo el título «Choque de democracias», Mark Leonard y José Ignacio Torreblanca, del ECFR, analizaban el 25 de abril de 2013 en un special publicado por seis diarios europeos, entre ellos el español El País, el aumento del euroescepticismo desde el comienzo de la crisis. Estos son los datos:
Desde el comienzo de la crisis, la confianza en la Unión Europea ha caído 32 puntos en Francia, 49 en Alemania, 52 en Italia, 94 en España, 44 en Polonia y 36 en el Reino Unido.
Lo más llamativo es que en la UE todo el mundo ha perdido esa fe: tanto los acreedores como los endeudados, los países de la eurozona, los aspirantes a serlo y los que decidieron no adherirse al euro. En 2007, pensábamos que el Reino Unido, donde la confianza era de menos 13 puntos, era el bicho raro con su euroescepticismo. Ahora, los cuatro países más grandes de la eurozona tienen niveles de confianza en las instituciones de la UE inferiores a los de Gran Bretaña entonces: Alemania, menos 29, Francia e Italia, menos 22, y España, menos 52.
¿Cuál es la explicación?, se preguntaban a renglón seguido. A diferencia de otras crisis, en las que sistemáticamente se buscaban ls causas en el tan socorrido -y sin embargo bastante real- déficit democrático en la UE, los autores apuntaban en otra dirección.
La crisis actual no surgió de un choque entre Bruselas y los Estados miembros, sino de un choque entre las voluntades democráticas de los ciudadanos de Europa del norte y los del sur, los llamados países del centro y la periferia. Y ambas partes están utilizando las instituciones de la UE para defender sus intereses…
Desde que comenzó la crisis, los ciudadanos de los países acreedores se resisten a asumir la responsabilidad de las deudas de otros sin tener a su disposición unos mecanismos para controlar su gasto. Con el pacto fiscal y las exigencias del BCE de que se lleven a cabo amplias reformas en cada país, los eurócratas han cruzado muchas líneas rojas de la soberanía nacional y han invadido campos que van mucho más allá de las normas de seguridad alimentaria para controlar las pensiones, los impuestos, los salarios, el mercado laboral y los funcionarios de la Administración Pública. Es decir, ámbitos que constituyen el núcleo de los Estados de bienestar y las identidades nacionales...more
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