Madrid
Diego nos recibe en su casa de Pozuelo de Alarcón, un chalet con un cuidado jardín y con todas las paredes ocupadas o por cuadros o por estanterías llenas de libros. Su mujer es la periodista Cristina García Ramos y su sonrisa es tan cálida, y los dos son tan amables que ya sé que me costará irme después del desayuno. Sobre la mesa tiene fotos de su experiencia como reportero en Vietnam. Curiosamente guarda buen recuerdo de algunos desayunos allí. «Desayunos norteamericanos que son los mejores del mundo» dice que a veces parecía la comida de todo el día, cosa que para un reportero de guerra es importante porque no sabes cuándo vas a volver a poder comer.