Relaciones Internacionales – Comunicación Internacional

El video de los soldados españoles en Irak

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 El 17 de marzo, Miguel González firmaba un artículo en El País –Defensa investiga las imágenes de malos tratos a detenidos en Irak-, en el que, en respuesta a la información y el vídeo publicados el día anterior por el diario, el  Ministerio de Defensa se comprometía a investigar «las deplorables imágenes» de soldados españoles maltratando a dos prisioneros iraquíes a comienzos de 2004 para comprobar si correspondían o no al centro de detención que existía en la base española de Diwaniya.

En la grabación, de 40 segundos, se ve cómo cinco militares entran en una celda y tres de ellos la emprenden a patadas con dos detenidos, de los que sólo se escuchan quejas y lamentos. Uno de los militares se empeña con especial saña y vuelve en dos ocasiones para descargar con todas sus fuerzas su bota sobre los cuerpos indefensos. Dos soldados observan la paliza desde la puerta y un sexto rueda la escena. Al inicio de la grabación, uno de los soldados ordena a gritos a los detenidos que se incorporen y, al final, se oye a otro decir: “A éste se lo han cargado ya”.

Fuentes de Defensa anunciaron que se investigará si las “fechorías” son ciertas y, en caso afirmativo, se intentará determinar la identidad de los agresores “para ver si se pueden depurar responsabilidades”… seguir leyendo

En tuits como el que recojo a continuación, Gervasio Sánchez reiteró durante todo el fin de semana que la información era obsoleta, que él había denunciado los hechos cuando sucedieron y que los autores de la información de El País ni se habían molestado en reconocerlo. El 18 de marzo, en su blog, recordaba su información de entonces y explicaba las razones de su indignación de ahora.

Sacar una historia con ocho años de retraso es despretigiar el periodismo. Insisto. En El País tenía conocimiento desde al menos 2005.

 

El honor perdido de Flayeh al Mayali

Después de más de un cuarto de siglo de experiencia profesional sé que el peor día de mi vida coincidió con la identificación del cadáver de mi amigo Miguel Gil en la morgue de Freetown (Sierra Leona) en mayo de 2000. Sé qué otros días han sido muy amargos y sé que algunos de estos días han coincidido con el caso Flayeh al Mayali, traductor detenido hace nueve años en un acuartelamiento español en Iraq.

Ayer fue uno de esos días fatídicos que uno no quisiera vivir. A las ocho y media de la mañana, mientras veía la carrera de Fórmula1 en Burgos, me enteré de que el diario El País difundía un video con pruebas del maltrato de un prisionero iraquí por parte de soldados españoles. La información, que arrancaba en primera, iba firmada por Miguel González.

Durante la siguiente hora volqué todo mi genio e indignación en decenas de tweets, provocando un gran debate en la red. En resumidas cuentas acusé a El País de presentar informaciones del trato inhumano y degradante a prisioneros en la base española de Diwaniya con muchos años de retraso… seguir leyendo. 

 El 26 de marzo, en el correo que sigue, Gervasio nos comunicaba a los amigos su entrevista de ese fin de semana en la Sexta y el debate sobre el caso Flayeh al Mayali, el traductor detenido en Diwaniya en marzo de 2004 -según Gervasio, acusado sin pruebas de colaborador necesario en el atentado que costó la vida a siete agentes del CNI (Centro Nacional de INteligencia) en noviembre de 2003- en la misma cadena.

VIDEO

(la entrevista empieza en el minuto 30 de la parte 5 y sigue en la parte 6)

 

CARTA Y POSTDATA

Es importante que todo el mundo sepa que en este país se ha institucionalizado la mentira y muy pocas veces se investigan los abusos de los organismos de seguridad. La prensa, la judicatura, el parlamento y el gobierno han hecho un flaco favor a la memoria, la verdad y la justicia.

Si todo el mundo hubiera hecho decentemente su trabajo posiblemente hace muchos años que se hubiera investigado las brutalidades ocurridas en Diwaniya y los responsables ya hubieran sido castigados.

El caso Flayeh al Mayali es la clave para investigar los malos tratos inhumanos y degradantes en la base española.  Si el juez reabre el caso  tendría que tomar declaración a Al Mayali  e investigar al CNI y al Ministerio de Defensa desde el 2003. Si eso ocurriera los que sufren hoy amnesia quedarían en una posición muy indecente.

Ha sido lamentable que el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el ex ministro José Bono hayan mentido a los españoles al asegurar que no sabían nada de las denuncias del ciudadano iraquí cuando desde el 2005 ha habido interpelaciones parlamentarias y contestaciones oficiales a peticiones de Amnistía Internacional.

Desgraciadamente dudo mucho que la investigación avance porque los principales partidos no están interesados. La pasividad de la prensa en general, el parlamento, la judicatura y el gobierno ayudarán a que pronto se instale el olvido como ha ocurrido durante estos últimos nueve años.

No obstante en noviembre de 2013 se cumplirá el décimo aniversario del asesinato de siete funcionarios del Estado en Iraq. Espero que al menos haya un homenaje institucional después de años de olvido, corrupción moral y mentiras.

Muchas veces he pensado en el comandante Alberto Martínez, que era amigo de Flayeh al Mayali, y fue asesinado junto a seis compañeros en la emboscada. Si levantase la cabeza y viese lo que ha ocurrido estoy seguro que sentiría la misma vergüenza que yo y que todas las personas decentes que siguen creyendo en la dignidad.

 Agradezco los miles de mensajes de apoyo que he recibido y que no he podido contestar directamente

 Muchas gracias por vuestra atención

Un abrazo

Gervasio Sánchez

Postdata:

   Jamás he acusado a nadie de connivencia con los abusos de Diwaniya. Cuando me entregaron el Premio Ortega y Gasset de Fotografía en 2008  nombré en mi breve discurso a una docena de periodistas de El País a quienes admiro profundamente. Si hubiera tenido tiempo, hubiera incluido en la lista al 90% de los periodistas de ese diario.  Sólo he dicho que la pasividad periodística permitió que el caso Flayeh al Mayali quedará sepultado por un manto de silencio y olvido. Eso provocó que un hombre corriente perdiese su honor e, insisto, se institucionalizase la mentira.

Más información sobre Irak de El País

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