Todos conocemos la historia de Peter Pan. Un preadolescente que se niega a crecer y opta por permanecer siempre en la fase de la inmadurez que caracteriza a la infancia. Dicho de otro modo, la negativa a asumir las responsabilidades propias inherentes al principio de realidad.
El proyecto político de Europa –la Unión Europea– sufre del llamado síndrome de Peter Pan. Queremos crecer, pero sin asumir las responsabilidades que eso implica. Queremos los beneficios, pero no los costes. Incluso queremos criticar a los padres, pero sin renunciar a su manto protector.
Ello es particularmente cierto en el terreno de la seguridad y la defensa. O en el de la política exterior. Los europeos adoptamos posiciones comunes en muchos asuntos, pero en demasiadas cuestiones cruciales (la posición frente a Rusia o China, o respecto a conflictos en nuestra vecindad, trágicos como en Libia o complejos como con Turquía) los intereses estrictamente nacionales suelen prevalecer, dando una imagen de división y, por tanto, de debilidad y de ausencia de credibilidad. En muchos asuntos internacionales, la UE como tal no es percibida como un sujeto político relevante.
Lo hemos visto meridianamente con la retirada humillante de las tropas occidentales (de EEUU y de la OTAN) de Afganistán. La pregunta fundamental ahora es cómo evitar en el futuro esa percepción no solo de fracaso, sino, en el caso de la OTAN y la UE, de subordinación e impotencia. (17 de septiembre de 2021)
Reflexiono sobre esto en «Europa y el síndrome de Peter Pan«
Lecturas de apoyo aconsejadas por el autor
Preguntas dolorosas para la OTAN tras Afganistán, Stefanie Babst, Política Exterior
PESCO: A Force for Positive Integration in EU Defence, Steen Blockmans y Dylan Macchiarini Crosson, CEPS
NATO allies are preparing for a future without America’s ‘forever wars’, Jen Kirby, Vox
Judy Asks: Will the Afghanistan Debacle Change Your Country’s Foreign and Security Policy?, Judy Dempsey, Carnegie Europe
Reordenación del poder en Asia Central, Adam Tooze, Chartbook