Relaciones Internacionales – Comunicación Internacional

Futuro energético: perspectiva global y europea

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El 20 de noviembre de 2012 el Club Español de la Energía y el World Energy Council organizaron en Madrid, con la colaboración del Real Instituto Elcano, un nuevo seminario, preparatorio del congreso mundial convocado para el otoño de 2013 en Corea del Sur.

GUIÓN_MESA REDONDA 

Retos del Futuro Energético: Perspectiva Global y Europea

(Mi presentación)

Buenos días: bienvenidos a la primera mesa redonda de la Jornada sobre Retos del Futuro Energético: Perspectiva Global y Europea.

Como ya conocen por el programa, el título de esta mesa es Escenarios Energéticos y Geopolíticos, con una pregunta que, de haber escuchado el domingo al Papa Benedito XVI en el Ángelus, seguramente habrían evitado. La resumí así en un twitter:  

«Jesús, en sus obras y en sus palabras,  nunca se comporta como un adivino. Al contrario, quiere eliminar… la curiosidad por las fechas, por las previsiones».

La semana pasada, la Agencia Internacional de la Energía presentaba un nuevo informe de prospectiva en el siglo XXI y admitía la posibilidad de que los EE.UU. sobrepasen a A Saudí como primer productor de petróleo ya en 2017, y que Norteamérica se convieta en exportador neto en 2035?.

Por primera vez desde que empecé a cubrir elecciones en los EE.UU., a comienzos de los 70, en las últimas se ha incluido el viejo debate sobre la independencia energética como una posibilidad real en un plazo razonable.

En The Economist esta semana leemos sobre EE.UU.: “Un país que  durante casi medio siglo no ha dejado de lamentarse sobre su dependencia de los combustibles fósiles de Oriente Medio, hoy está a punto de conseguir autosuficiencia  en gas natural y las noticias no dejan de mejorar”.

¿Qué ha sucedido? ¿Los precios? ¿Nuevas tecnologías de prospección? ¿La apertura a la explotación de zonas hasta ahora cerradas? ¿La posibilidad de que Obama apruebe el oleoducto Keystone entre Canadá y México, y recupere el impulso de sus primeros años en la Casa Blanca sobre renovables? ¿Se confirmarán las esperanzas despertadas en Alberta (Canadá), Brasil y el Ártico?

¿Quién se hubiera imaginado que desde 2008 los EE.UU. aumentarían un 25% su producción de petróleo y que la AIE consideraría en serio otro 30% más en ocho años, superando los 11 millones.

¿Qué reequibrio geopolítico y energético producirán estas  previsiones de confirmarse? ¿Modificarán de algún modo la previsión de consumo de carbón –hoy de unos 8.000 millones de toneladas por año-, teniendo en cuenta la importancia que sigue teniendo en China, la India y Europa?

¿Es posible, dada la evolución de la oferta y de la demanda de gas y petróleo en los últimos diez años, un nuevo orden pacífico, estable, sin un acuerdo estratégico entre China y Occidente sobre garantías de acceso y compraventa en las principales zonas de producción?

Con la experiencia que tenemos tras la Isla de las Tres Millas, Chernobyl y Fukushima, ¿qué futuro aguarda a las nucleares si la realización del sueño de la fusión no acaba de concretarse en hechos industriales?

¿Son compatibles todas estas previsiones con los límites medioambientales del crecimiento y permitirán las políticas ciegas al medio ambiente los ciudadanos a medida que se intensifican sus efectos destructivos sobre bienes y personas?

¿La inseguridad en Oriente Medio seguirá colgando como espada de Damocles sobre nosotros por tiempo indefinido? Desde que me hice cargo de la coordinación del Panorama Estratégico de Defensa, hace dos años, las fuentes tradicionales de inseguridad han dejado paso a fuentes nuevas como el terrorismo cibernético.

En agosto Saudi Aramco, el gigante saudí, sufrió un ciberataque devastador que dejó fuera de uso 30.000 de sus ordenadores por un virus llamado Shamoon. El propio jefe del Pentágono, Leon Panetta, lo ha descrito como “el ataque más destructivo que ha sufrido el sector privado, en cualquier ámbito, hasta la fecha”. Con Stuxnet, hace tres años, se demostró que las instalaciones iraníes también son vulnerables.

Estos atentados demuestran que ya no son necesarias guerras clásicas para que se produzcan escenarios como la parálisis durante días o semanas, sin que se dispare un solo tiro, de la producción saudí. En mi última visita a Arabia Saudí, hace 4 o 5 años, visité las principales instalaciones de Saudi Aramco y ví un Ejército exclusivo de más de 60.000 soldados dedicado en exclusiva a la defensa de las instalaciones. De nada les ha servido frente a un virus informático.

En cada viaje a Arabia Saudí pregunto por las reservas probadas y potenciales. Sigue siendo secreto de estado y, según con quien se hable, recibes respuestas diferentes. Las interrogantes sobre las reservas y la vulnerabilidad de muchas estructuras –sólo en EE.UU. 140 refinerías, 4000 plataformas marítimas, 160.000 millas de oleoductos, 10.400 centrales eléctricas, 160.000 millas de líneas de alta tensión y casi millón y medio de millas de gasoductos- obligan a esfuerzos crecientes y permanentes de vigilancia con la mejor tecnología.

Si a ello añadimos los 40 millones de barriles de petróleo, aproximadamente, que se mueven cada día por los océanos en barcos, y la inseguridad o inestabilidad de algunas de las rutas principales, apostar por el fin de la volatilidad de los precios sin avances tecnológicos revolucionarios no parece muy realista.

Para analizar este panorama y ofrecernos algunas respuestas, contamos con seis ponentes de excepción:  sería un honor escuchar a cada uno durante horas, pero, según la organización de la Jornada, no deberían pasarse de 10 o 15 minutos cada uno.

 

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