Vivimos en un mundo de preocupaciones: la pandemia de COVID-19 persiste, hay guerra en Ucrania y otros lugares, las temperaturas baten récords, se registran incendios y tempestades. Cada uno de estos sucesos es una manifestación inquietante de un nuevo complejo de incertidumbre (figura 1) que altera las vidas de las personas en todo el mundo. Este complejo se deriva de tres fuentes de incertidumbre mundiales nuevas e interconectadas: los sistemas planetarios desestabilizados del Antropoceno, la búsqueda de transformaciones sociales de gran envergadura para aliviar las presiones planetarias y la intensificación generalizada de la polarización.
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