Relaciones Internacionales – Comunicación Internacional

Los lazos chino-españoles: la amistad y los logros (Marcelo Muñoz)

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Este año se cumple el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España y China, relaciones que pueden resumirse en tres puntos: amistad, objetivos alcanzados y tareas pendientes.

Hago este resumen como testigo directo y, en parte, como modesto protagonista. Mi propia relación con China comenzó como empresario en 1978, con la primera empresa española y una de las primeras europeas en China. Desde entonces, en los últimos 45 años, he trabajado en China haciendo negocios, y he estudiado su historia, su economía y sus políticas, siendo uno de los pocos occidentales que ha vivido de cerca y desde dentro la profunda y rápida transformación de China en ese periodo.

A partir de estos antecedentes resumiré las relaciones España-China.

España y China no tienen disputas políticas ni territoriales, ya que España no participó en la agresión histórica de las potencias occidentales contra China. Los imperios chino y español fueron las dos grandes potencias mundiales en los siglos XVI y XVII. Los galeones españoles iban de China a Filipinas, México y España, manteniendo el comercio en la ruta marítima más importante de la época como parte de la histórica Ruta de la Seda. La moneda de plata española, o real, era la moneda internacional de la época, y constituía el principal instrumento de pago para la adquisición de productos chinos por parte de Occidente.

Las relaciones amistosas y comerciales entre ambos pueblos han caracterizado sus relaciones en los últimos 50 años a través de intercambios comerciales, innumerables visitas oficiales y turismo.

El comercio bilateral ha pasado de 12 millones de dólares en 1973 a unos 48.400 millones en 2021. Además, 6.000 empresas españolas comercian con China, muchas de ellas con oficinas o inversiones en el país; 1 millón de turistas chinos visitaban España cada año antes de la pandemia del COVID-19; los intercambios tecnológicos han crecido exponencialmente; y se han multiplicado los intercambios de visitas empresariales.

Al mismo tiempo, las relaciones políticas se han visto reforzadas por las visitas mutuas de alto nivel, incluida la visita a China en 1978 del Rey Juan Carlos de España, y la visita del Presidente Xi Jinping a España en 2018.

La participación de España y China en las cumbres del G20, así como en el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, el Foro de Boao y muchas otras instituciones multilaterales, ha unido a las dos naciones en el intento de mejorar la gobernanza global.

Las dos naciones son ambiciosas en su amistad debido al gran potencial sin explotar de la cooperación bilateral. España puede y debe dar pasos importantes en su relación y diálogo con China:

En primer lugar, el Gobierno español, el Parlamento español y los partidos políticos deben abrirse a un conocimiento más profundo de la China actual y de su peso en el mundo. Debates, foros y encuentros con socios chinos son necesarios para superar los estereotipos, prejuicios y recelos sobre China que persisten.

En segundo lugar, el comercio, las inversiones, la investigación conjunta y los intercambios de estudiantes deben alcanzar un nivel que se corresponda con el hecho de que España es la duodécima potencia industrial del mundo y uno de los principales países de la Unión Europea.

En tercer lugar, siendo España una potencia mundial en turismo y China la mayor fuente de turistas internacionales, la reactivación del turismo tras la pandemia requerirá una atención especial por parte de España.

España también debe unirse a la Iniciativa Belt and Road, Nueva Ruta de la Seda, y persuadir a sus socios europeos para que también lo hagan, aunque a Washington no le guste. En particular, España y su gobierno deben contribuir a hacer de sus puertos mediterráneos de Barcelona, Valencia y Algeciras auténticas terminales globales de la ruta marítima Pacífico-Indo-Mediterráneo del proyecto de la nueva Ruta de la Seda.

El gobierno español debe apoyar la construcción en Algeciras, como desearía China, por la situación estratégica del puerto, de un centro logístico global de distribución de productos e intercambios para toda Europa y África, anticipándose a la conectividad global que la Ruta de la Seda impulsará entre la red viaria euroasiática y una red viaria africana, a través del proyectado túnel bajo el estrecho de Gibraltar. Se trata de un objetivo ambicioso pero muy alcanzable.

Esos objetivos pendientes pueden servir de hoja de ruta para elevar las relaciones políticas, académicas y empresariales a un nivel muy superior entre China y España en las próximas décadas del siglo XXI, que será sin duda el siglo de China.

El autor es fundador y presidente emérito de Catedra China, que promueve el conocimiento y el diálogo entre España y China.

 

Sino-Spanish ties highlight friendship, achievements

By Marcelo Munoz | China Daily Global | Updated: 2023-02-06 09:23

This year marks the 50th anniversary of the establishment of diplomatic relationships between Spain and China, and the relations can be summarized in three points: friendship, achieved objectives and pending tasks.

I make this summary as a direct witness, and in part, as a modest protagonist. My own relationship with China began as an entrepreneur in 1978, with the first Spanish company and one of the first European companies in China. Since then, over the past 45 years, I have worked in China doing business, and I have studied its history, its economy and its policies, being one of the few Westerners who have experienced China’s profound and rapid transformation over that period close up and from inside.

From this background I will summarize Spain-China relations.

Spain and China do not have any political or territorial disputes, as Spain did not participate in the historical aggression of Western powers against China. The Chinese and Spanish empires were the two great world powers in the 16th and 17th centuries. Spanish galleons went from China to the Philippines, Mexico and Spain, maintaining trade on the most important sea route of the time as part of the historic Silk Road. The Spanish silver coin, or real, was the international currency at that time, and it was the main payment instrument for the acquisition of Chinese products by the West.

Friendly and commercial relations between the two peoples have characterized their relations over the past 50 years via commercial exchanges, countless official visits and tourism.

Bilateral trade has increased from $12 million in 1973 to about $48.4 billion in 2021. Furthermore, 6,000 Spanish companies trade with China, many of them with offices or investment in the country; 1 million Chinese tourists visited Spain each year before the COVID-19 pandemic; technological exchanges have grown exponentially; and exchanges of business visits have multiplied.

At the same time, political relations have been strengthened by mutual high-level visits, including the 1978 visit to China by King Juan Carlos of Spain, and President Xi Jinping’s visit to Spain in 2018.

The participation of Spain and China in G20 summits, as well as the Belt and Road Forum for International Cooperation, the Boao Forum and many other multilateral institutions, has united the two nations in the attempt to improve global governance.

The two nations are ambitious in their friendship because of the great, untapped potential of bilateral cooperation. Spain can and must make important leaps in its relationship and dialogue with China.

First, the Spanish government, Spanish Parliament and political parties should open themselves to a deeper knowledge of today’s China and its weight in the world. Debates, forums and meetings with Chinese partners are needed to overcome the stereotypes, prejudices and misgivings about China that persist.

Second, trade, investment, joint research and student exchanges must reach a level that corresponds to Spain being the 12th industrial power in the world and one of the major countries of the European Union.

Third, with Spain being a world power in tourism and China being the largest source of international tourists, reviving tourism after the pandemic will require special attention from Spain.

Spain must also join the Belt and Road Initiative and persuade its European partners to do so as well, even if Washington does not like it. In particular, Spain and its government must contribute to making its Mediterranean ports of Barcelona, Valencia and Algeciras authentic global terminals of the Pacific-Indo-Mediterranean maritime route of the new Silk Road project.

The Spanish government should support the construction in Algeciras, due to the port’s strategic location, of a global logistics hub for the distribution of products and exchanges for the whole of Europe and Africa, anticipating the global connectivity that the Silk Road will promote between the Eurasian road network and an African road network. This is an ambitious but very achievable goal.

Those pending objectives can serve as a road map to raise political, academic and business relations to a much higher level between China and Spain in the next decades of the 21st century, which will undoubtedly be the century of China.

The author is founder and chairman emeritus of Catedra China, which promotes knowledge and dialogue between Spain and China.

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