El periodista e investigador Bernardo Díaz Nosty ha presentado en la Asociación de la Prensa de Málaga (APM), junto a la presidenta de la entidad, Elena Blanco Castilla, su último libro ‘Periodistas extranjeras en la Guerra Civil’, una investigación que reúne a 186 mujeres de 26 países que cubrieron la contienda. Ed. Renacimiento. (Nov 22, 2022)
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Extranjeros en la guerra civil española
Hoy en Tiempos Modernos analizamos con el historiador, Fernando Paz, el papel de las potencias extranjeras en la Guerra Civil española. La guerra civil española fue un conflicto muy específicamente interior, pero las ideologías que se enfrentaron ya no eran sólo nacionales, sino europeas, y por eso hubo potencias extranjeras que prestaron su apoyo a uno u otro de los contendientes.
El bando nacional recibirá ayuda de Alemania e Italia; el bando republicano lo recibirá de la Unión Soviética. Los primeros aviones italianos para el bando alzado llegaron el 27 de julio de 1936. La Italia de Mussolini mantenía contactos con los monárquicos españoles desde un par de años atrás, con Alfonso XIII como intermediario.
Cuando se supo que Francia enviaría aviones al Frente Popular, las gestiones se aceleraron. Franco, por su parte, usó un poderoso argumento ante los italianos: si Mussolini no se empleaba a fondo, Alemania ocuparía su lugar. Mussolini no quería perder influencia en el Mediterráneo, de manera que se decidió de inmediato. En aquel primer envío llegaban doce aviones de caza y distintas piezas de artillería, municiones y un barco mercante. Italia era entonces el primer fabricante de aviones de caza del mundo.
Con este refuerzo, el bando sublevado dispuso de fuerza aérea, cosa fundamental, pues la mayor parte de los aviones españoles había quedado en manos republicanas. En total, la participación italiana sumará cerca de 50.000 hombres y 758 aeronaves al mando del general Roatta. Después, en noviembre, llegaría la ayuda alemana de la Legión Cóndor, con alrededor de 15.000 hombres y unos 600 aviones, además de unos 200 carros de combate.
En el otro lado, enseguida los soviéticos mandarán grandes cantidades de material al Frente Popular. La Unión Soviética identificó la guerra civil española como un campo de pruebas revolucionario que además venía muy bien a la estrategia de Stalin de desviar la atención de las propias fronteras rusas.
Así Moscú, bajo la cobertura de la Internacional Comunista, suministró a España, en total, 806 aviones de combate, 362 tanques, 1.555 piezas de artillería, 15.000 fusiles ametralladores, medio millón de fusiles, 862 millones de cartuchos y muchas otras armas y material. En cuanto al contingente humano que acompañó a ese material, superó los 2.000 especialistas militares: 772 aviadores, 351 carristas, 77 instructores de infantería, 77 oficiales de marina, 100 artilleros, 222 consultores militares e instructores, 156 enlaces, 130 obreros e ingenieros de fábricas de aviones, 204 intérpretes y otros especialistas de profesiones de retaguardia.
Al frente de este despliegue figuraría un nombre muy importante del Ejército Rojo: el general Goriev. Después llegarían los voluntarios de la Internacional Comunista: las Brigadas Internacionales, por donde pasarían más de 60.000 hombres. En términos de material bélico, la participación extranjera fue muy pareja en ambos bandos. Sin embargo, en el terreno político, Moscú ejerció sobre el gobierno del Frente Popular una influencia muy superior a la que Berlín y Roma ejercieron sobre Franco.
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