Relaciones Internacionales – Comunicación Internacional

¿Planeta deshabitado?

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Expectativa de vida al nacer, ambos sexos, 2020-2025/ONU (Política Exterior)

LUIS ESTEBAN G. MANRIQUE

Desde hace ya varios años, los residentes de Tomakomai, en la prefectura de Akita (Hokaido, Japón) se han habituado a ver grandes osos pardos, parientes lejanos de los grizzlis norteamericanos, deambulando por las calles de su ciudad, que alberga a unos 175.000 habitantes en una de las zonas más despobladas del archipiélago japonés. Hidenobu Kataishi, jefe del departamento medioambiental de Akita, cree que la creciente despoblación de las zonas rurales de la isla de Hokaido, la más septentrional de Japón, está haciendo crecer el hábitat natural de los osos y de otras especies salvajes. Desde 2009 han muerto en la isla 24 personas en casi 880 ataques de osos.

Según las proyecciones oficiales, hasta 2045 Japón perderá el 16% de su población, con lo que pasará de 127 a 106 millones de habitantes hacia mediados de siglo. En ese lapso, la prefectura de Aomori, por ejemplo, perderá un 37% de su población. En 2018, la del conjunto del país se redujo ya en 450.000 personas. No existen antecedentes en la historia mundial de un envejecimiento tan brusco.

Una japonesa nacida en 1990 tiene hoy un 40% de posibilidades de no tener descendencia. La esperanza de vida ronda los 85 años. Los japoneses de mayor edad se concentran en zonas rurales, donde el 37% de los residentes tiene más de 65 años, un 10% más que la media nacional. Según el demógrafo japonés Hiroya Masuda, hacia 2040 habrán desaparecido por falta de gente 929 de los 1.700 municipios del país. Entre 2011 y 2016 ya 190 ayuntamientos fueron borrados del censo por carecer de habitantes.

El gobierno del primer ministro, Shinzo Abe, se ha propuesto aumentar la tasa de natalidad de 1,4 a 1,8 hijos por mujer en edad fértil aumentando las subvenciones a las guarderías y prolongando los permisos laborales por paternidad. Sin embargo, nadie cree ya en milagros reproductivos en un país que encabeza, con Suiza y España, la lista de los más longevos. Valores sociales más liberales, una alta renta per cápita, acceso universal a sistemas sanitarios de calidad y altas tasas de urbanización han terminado desincentivando la natalidad.

Las altas tasas de ahorro de los japoneses, la consiguiente caída del consumo y de la persistente tendencia deflacionista, que las políticas monetarias expansivas del Banco de Japón no han podido vencer, tienen causas demográficas.

Muchas localidades rurales japonesas intentan atraer a población joven ofreciéndole, entre otras cosas, viviendas y conexiones a Internet baratas. Pero la batalla está perdida de antemano sin políticas proinmigración, algo que Japón, el país de mayor homogeneidad étnica de la OCDE, descarta de plano. En 2016, Tokio solo concedió asilo político a 28 refugiados.

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