Termino las clases este miércoles sobre las 18 h y ojeo las últimas noticias. En Twitter me encuentro con:
¡Cooperiodismo Diario está disponible! http://paper.li/AlfonsoHernandz/1384530262 … Gracias a @sahagunfelipe
Como novato que soy en estas lides, con escasos conocimientos de las tecnologías, entro con frecuencia en estos enlaces para ver qué llama la atención a los autores de estos paper.li o montajes integrados de lo que a mí me ha parecido interesante entre lo poco que las horas del día disponibles permiten leer, ver o escuchar en los distintos medios, en seminarios, en la redacción, en las clases o en la calle.
Subo el tuit de @AlfonsoHernandz a mi blog porque me ha parecido un resumen sorprendente de lo que, sobre la marcha, hoy había encontrado interesante y refleja bastante bien lo que he hecho a diario durante cuarenta años. Antes de internet, cortando a tijera o descargando en toda clase soportes.
Dos confesiones:
– Empiezo mi viaje por el mundo cada mañana por las agencias Reuters, AP, EFE, AFP… para recalar, mientras escucho -casi siempre dos a la vez y zapeando, un vicio, la radio matinal- en el New York Times, en el Financial Times, en Le Monde y en algunos de mis think-tanks predilectos: CFR, Brookings, Carnegie, RIE, CIDOB, IEEE, Nieman … El hecho de estar suscrito me empuja a leer primero el NYT y el FT. Antes, cuando todo lo compraba en el quiosco, mi primera y última fuente era siempre o casi siempre la BBC. Desde el 2006, AJEnglish compite en mi estudio, como tv de fondo, con la BBC y la CNN, y, qué le vamos hacer, con frecuencia gana en calidad a pesar de su ADN pecaminoso. Apenas me queda tiempo para las televisiones españolas, salvo la Noche Temática, En Portada, Documentos TV, fútbol, cine y lo mejor de la Sexta, que ya saben lo que es.
-Los diarios españoles prefiero leerlos a primera hora de la madrugada, antes de dormir. Es como una dosis adictiva que te permite arrancar cinco o seis horas después con una seguridad o tranquilidad (falsa, como todo lo que depende de la información en caliente) imposible si tienes que empezar de cero.
Como persona un tanto anárquica dentro de un orden incomprensible, me encanta cambiar de medios y de autores con los que me alimento a diario, de modo que -aparte de los fijos (BBC, Economist, NYT, FT, Le Monde, New Yorker, NYReview of Books, Le Monde Dip, Guardian o W Post)- muchos días me pierdo por Moscú, Beijing, el Cairo o A Latina y, cuando quiero volver al Norte, ya se me ha ido medio día. Es un ejercicio útil, enriquecedor, ver el mundo desde la izquierda y la derecha, el norte y el sur, el este y el oeste, con apertura total de miras, dispuesto a aprender de todos independientemente de ideologías, credos, colores, niveles de riqueza o de libertad, premios Nobel, estudiantes de doctorado o personas sin estudios.
Lo mejor de Twitter es que, sin darte cuenta, estás conduciendo y/o viajando con autores y vehículos por carreteras o pistas ilimitadas en los lugares más sorprendentes. Lo malo es que, si no frenas o te obligan a frenar, te olvidas fácilmente de las prioridades, todo se vuelve caótico y se pierden fácilmente las referencias, que no pueden ser otras que las personas de carne y hueso.
Estoy pensando que una reflexión diaria sobre las notas que apunto en el cuaderno a partir de todas las lecturas sería un interesante blog, pero me conozco. No sería feliz dejando de hacer mil cosas más y de abrir estas puertas invisibles de bitácora a mil informes, crónicas, reportajes, videos, audios, gráficos…. que me parecen útiles para cualquiera interesado en la vida internacional.
Casi todo lo importante que he hecho en mi vida -dedicada por entero al periodismo internacional y a las relaciones internacionales en la universidad- lo he empezado a hacer como actividad secundaria, improvisada y gratuita que, con el tiempo, se ha convertido en principal y, aunque nunca bien pagada, apasionante. ¿Qué más se puede pedir? Que los que nos siguen encuentren la misma pasión en lo que hacemos y puedan vivir dignamente de ello. No se presenta fácil, pero hay que ser optimistas.
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