The Best Defense: Threats to journalists’ safety demand fresh approach
Much work remains to be done to improve the security of journalists in the face of unprecedented threats, including the spread of violent non-state actors, the shrinking rule of law, resurgent… cpj.org
#Journalists and #freelancers safety. @pressfreedom report https://cpj.org/reports/2017/02/Best-Defense-Threats-Safety-Journalists-Freelance-Emergencies-Attack-Digital.php …#CPJEmergencies
Depuis plusieurs années, la #Syrie est le pays le plus meurtrier pour les journalistes et les journalistes-citoyens.http://bit.ly/2mTuuq3
Si las cifras del CPJ (Committee to Protect Journalists) son correctas, desde 1992 han sido asesinados en el mundo unos 800 periodistas. El 50% de ellos mientras cubría actividades políticas, el 30% escándalos de corrupción, el 28% guerras, el 22% crímenes y el 18% violaciones de derechos humanos.
Los 20 países más peligrosos para los periodistas han sido en estos 25 años Irak (111 muertos), Filipinas (75), Argelia (58), Colombia (43), Somalia (43), Brasil (37), Rusia (36), México (34), Pakistán (33), India (27), Turquía (22), Bangladesh (19), Siria (17), Ruanda (17), Tayikistán (14), Afganistán (13), Sri Lanka (10), Sierra Leona (9), Nigeria (8) y Perú (8).
Analizando cada caso recogido en su banco de datos, un equipo del CPJ dirigido por su subdirector, Robert Mahoney, ex corresponsal de Reuters en Asia, África y Oriente Medio, ha elaborado un exhaustivo informe: La mejor defensa. Las amenazas contra la seguridad de los periodistas exigen nuevas respuestas.
Publicado el pasado 21 de febrero, sus lecciones y recomendaciones son, posiblemente, las más completas que se conocen sobre una de las sombras más graves que se ciernen sobre la profesión por la expansión de grupos terroristas, insurgentes y criminales, y por los cambios tecnológicos que facilitan el control y la vigilancia de los informadores.
El secuestro de Terry Anderson, de la agencia AP, durante siete años en la guerra del Líbano en los ochenta, fue un primer aviso de lo que nos esperaba. En las guerras balcánicas de los noventa, a pesar de su crudeza, los periodistas aún se pudieron mover con relativa libertad.
Los principales expertos en seguridad de los medios, incluido Tug Wilson, del New York Times, sitúan en el 11-S y en la guerra de Afganistán «el momento en el que los periodistas en conflictos empezaron a ser vistos como objetivos». La fecha coincide con el secuestro y la decapitación de Daniel Pearl, del Wall Street Journal, en Karachi, y el asesinato de Julio Fuentes, de EL MUNDO, en Afganistán.
«Los periodistas son utilizados para presionar y humillar a los gobiernos, y para conseguir cambios de políticas», explica Robert Picard, del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo y coautor del estudio sobre secuestros.
Aunque sigue habiendo graves carencias, sobre todo en el mundo de los freelances, el CPJ reconoce que ha mejorado la sensibilidad de los grandes medios y de los periodistas sobre la seguridad, y que tanto las organizaciones internacionales, empezando por la ONU, como los gobiernos de las democracias empiezan a responder al desafío.
La mejor defensa