Capítulo I: La élite roja de Corea del Norte
Capítulo II: Corea del Norte: un país de familias ‘perfectas’
Capítulo III: Los intocables del ‘Pyongyang Exprés’
Capítulo IV: Bienvenidos a ‘Kimlandia’
Capítulo V: Pyongyang, hacia el capitalismo rojo
Capítulo VI: El día en que Pyongyang brilla
Capítulo VII: Lo que oculta Kim Jong-un
Si algo recuerdo con absoluta claridad de mi última noche en Corea del Norte, es el botón de ‘eliminar’ de mi teléfono móvil. Pasé largo tiempo sentada en la cama, mirándolo. Quizás fueron sólo segundos, pero a mí se me hicieron horas. Horas en las que sentí rabia e impotencia a partes iguales y durante las que se apoderó de mí el miedo.
El reloj del autobús Hyundai en el que volvíamos al hotel los extranjeros marcaba casi la medianoche. La mayoría de los pasajeros aplaudía el arte de nuestras guías-espías, que se habían arrancado en una suerte de bulerías norcoreanas. Querían mostrarnos, antes de que emprendiéramos el camino de vuelta a China, que allí también sabían divertirse.