Cuando el condecorado fotoperiodista Tim Hetherington pasó un año en Afganistán filmando su película nominada al Óscar Restrepo, se concentró en los pequeños momentos que hacían real la guerra. De Liberia a Libia, donde fue asesinado en un ataque de mortero en 2011, el material de Hetherington expresa una raro sentimiento de intimidad en contraste con la violencia que lo rodeaba. Ese fue su perdurable regalo.