
Solo el 6% de los semiconductores utilizados por las compañías chinas en 2020 fueron Made in China. A la tensión política tradicional entre Taipéi y Pekín se añade la tensión tecnológica derivada de la dependencia china de los chips taiwaneses. La centralidad de Taiwán en el mercado mundial de semiconductores está posibilitando, además, que la isla estreche relaciones con Washington, Tokio y Berlín. Y ello pese a que Alemania evita cualquier reconocimiento político de Taiwán para no ofender a China (Política Exterior)