El proyecto de larga distancia del fotoperiodista Diego Ibarra Sánchez se adentra en aulas de medio mundo vaciadas por la guerra y la violencia.
revista5w.com
“La guerra no acaba con la última bala”.
El fotoperiodista Diego Ibarra Sánchez (Zaragoza, 1982), cofundador de la cooperativa de fotógrafos MeMo, ha estado en muchas guerras, pero no se considera un fotógrafo de guerra. Ha cubierto un sinfín de acontecimientos históricos en Oriente Medio y Asia, pero no persigue la noticia de última hora. Alejado de la adrenalina mediática, su sensibilidad empuja su fotografía a otra dimensión: la de la poesía y la textura, la piel y su reflejo, la sombra y la luz que baña y da forma a la materia.
Educación secuestrada, uno de los proyectos fotográficos más importantes de su carrera profesional, es una muestra de ello. Ibarra ha trabajado en países como Pakistán, Líbano, Siria, Irak, Afganistán, Nigeria o Colombia. Allí se fijó en las bombas, pero sobre todo en las aulas vacías y los pupitres volcados. Esa es su personalidad periodística y estética: pintar con luz qué pasa después de la guerra.
En Guerras de ayer y de hoy, libro editado por 5W, el periodista Mikel Ayestaran dice que la educación es “un arma de construcción masiva”. La educación es uno de los temas fundamentales del siglo XXI: cuesta entender que haya que reivindicar su importancia. ¿Quizá solo la valoramos cuando está en juego de verdad, como en una guerra? Ibarra explora esta pregunta en su trabajo fotográfico.