De niña la obligaban a ver ejecuciones. Antes de cumplir 18 años se escapó de Corea del Norte http://www.elespanol.com/actualidad/siete-nombres-para-huir-de-corea-del-norte/ …
La chica de los siete nombres
Hyeonseo Lee y David John
Traducción de Isabel Margelí. Península, 2015. 384 páginas, 19’90€ Ebook: 9’99€
FELIPE SAHAGÚN | 11/09/2015
Los libros de desertores norcoreanos están de moda. Al menos seis se han publicado este año en inglés. Según el periodista y premio Pulitzer surcoreano, Choe Sang-Hun, en los últimos quince años han huido a Corea del Sur unos 28.000 norcoreanos. «Sólo una, que sepamos, ha pedido volver», escribía el 15 de agosto en New York Times. Se refiere a una sastra de 45 años, Kim Ryen-hi, que escapó de su país hace cuatro años y que, casi desde que llegó y recibió la nacionalidad del Sur, ha intentado sin éxito -Seúl no lo permite- regresar a su país.
La protagonista de La chica de los siete nombres, Hyeonseo Lee (su séptima y quizá definitiva identidad), viajó a China en 1997, con sólo 17 años, para pasar unos días con unos parientes y nunca más volvió. No porque no lo haya deseado, sino porque, en la balanza de ventajas e inconvenientes, esperanzas y miedos, la razón siempre ha acabado imponiéndose.
Tras sobrevivir doce años con identidades falsas en las ciudades chinas de Shenyang y Shanghái trabajando de camarera, contable y traductora, logró llegar a Corea del Sur y, lo más difícil, consiguió sacar a su madre y a su único hermano de la cárcel a cielo abierto en que siempre habían vivido sin saberlo para que se reunieran con ella en la capital surcoreana. En su huida y en la de su familia invirtió su juventud y todos sus ahorros, aprendió mandarín, logró identidad y pasaporte chinos, sobrevivió a secuestros y detenciones policiales, y a punto estuvo de acabar atrapada en las redes de los intermediarios, muchos de ellos mafiosos y traficantes de mujeres, y de ser entregada a la policía secreta norcoreana, la temida bowibu.
La odisea de los Lee, contada en 53 capítulos con la inestimable ayuda de David John como coautor, está estructurada en tres partes de unas cien páginas cada una que enganchan al lector de principio a fin. En la primera describe la rocambolesca historia de su país de origen, la saga de su familia, la vida diaria de los norcoreanos, la omnipresente propaganda y persecución arbitraria desde que nacen hasta que mueren, y los mecanismos de represión de un régimen donde resulta imposible distinguir la frontera entre el bien y el mal.
La segunda parte recoge sus penurias en China, temiendo ser detenida y extraditada. «¿Sabes que la historia que te enseñan en la escuela es toda mentira?», le dice su tío Jung-gil, comerciante chino-norcoreano de Shengyang, el primer ángel de la guarda que la acoge y ayuda en su escapada tras cruzar el río Yalu. En la tercera parte -los interrogatorios de la policía surcoreana, los cursos de adaptación y la lucha por sobrevivir en libertad cuando nunca se ha disfrutado- desmitifica el paraíso exterior. «Los 27.000 (mil menos de los que cita en el New York Times) norcoreanos que viven en el Sur han dejado atrás dos posibles tipos de vida: la angustia, el hambre y la persecución o bien una situación razonable que no era tan espantosa», explica al final del libro la autora, que pertenece al segundo grupo.
North Korean defector Hyeonseo Lee on escape and the secretive state
The escapee who made it to China at the age of 17 discusses being a voice of her people
Her traumas and adventures did not stop there. She returned to China in 2009 to smuggle her mother and brother out of North Korea and eventually had to extract them from a prison in Laos. She is now one of the most prominent global voices of the subjugated North Korean people, a bestselling author and public speaker and a campaigner against the thriving Chinese trade in Korean sex slaves. With North Korea developing nuclear weapons and long-range missiles, and Donald Trump questioning America’s existing security commitments to its Asian allies, there has rarely been a more important time to hear the truth about the secretive, paranoid state of North Korea and its symbiotic relationship with the neighbouring Chinese superpower.
Lee has arrived 15 minutes late to Sosonjae restaurant. Since our dinner appointment was set for 5pm, early even by Korean standards, I am hardly complaining as she flings her coat aside and we order a Korean set meal, starting with vegetable pancake and japchae, a salad of glass noodles made from sweet potato and flavoured with sesame oil. The restaurant’s name means “house of simple food”.
Texto completo: La mujer de los siete nombres (PDF)