Hace 40 años China se embarcó en un ambicioso programa de reformas económicas y empezó a abrirse de forma gradual -y cautelosamente- al resto del mundo.
En diciembre de 1978 -una década después de la Revolución Cultural, impulsada por Mao Zedong para librarse de las influencias capitalistas- el nuevo liderazgo decidió dejar atrás el maoísmo y llevar al país por un camino diferente.
Y, como demuestran estos gráficos, cuatro décadas después la transformación económica de China no tiene comparación en el mundo.