La situación económico-social desde marzo de 2020 ha estado marcada por el efecto negativo de la pandemia que ha obligado a dedicar todos los esfuerzos a la cobertura y protección de familias, empresas y autónomos en un escenario inédito de incertidumbre. Las medidas extraordinarias de política económica, en sus ámbitos monetario, fiscal y financiero, junto con otras en el ámbito laboral, como los ERTE, han mitigado el impacto de la crisis y han allanado la reactivación económica. Sin embargo, dado el origen sanitario de la crisis y las estrictas medidas de restricción aplicadas en las sucesivas olas de la pandemia, el impacto ha sido desigual y dispar en función del sector, el tamaño empresarial y la condición laboral.