Relaciones Internacionales – Comunicación Internacional

La Italia de Beppe Grillo

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Portada de Der Spiegel (25-2-2013)

Portada de Der Spiegel (25-2-2013) AFP

El lunes, 25 de febrero por la noche, La Stampa distribuía en twitter el nuevo mapa electoral de Italia tras las elecciones generales.

La agencia DPA iniciaba su balance electoral en la madrugada del día 26, tras una trepidante noche electoral, de esta manera:

Mientras los mercados dirigen su nerviosa mirada a los ajustados resultados de las grandes coaliciones, Roma se ha sumido en un estado de conmoción. Silvio Berlusconi, cuya coalición de centro-derecha apenas quedó unas décimas por detrás del centro-izquierda de Pier Luigi Bersani, saltó de inmediato a los titulares. «Il Cavaliere» no descarta negociar con Bersani, lo que podría traducirse en una «gran coalición» capaz de estabilizar temporalmente a Italia, que se encuentra sumida en la recesión económica y todavía endeudada.

¿Cómo explicar que Berlusconi, de nuevo con la Liga del Norte,  volviese a ganar casi un 30 por ciento del voto? Para responder John Lloyd recurria en Reuters a Tim Parks, escritor británico casado en Italia y residente en el país casi toda su vida.

Berlusconi’s political instincts mesh perfectly with the collective determination (of Italians) not to face the truth, which again combines with the deep fear that a more serious leader might ask too much of them. Only in a country where tax evasion is endemic can one appeal to evaders at the expense of those who pay taxes.

The other major threat to the necessary reform of Italian politics and society is the surging Five Star movement of former comedian and champion blogger Beppe Grillo.

Beppe Grillo, intervento in piazza San Giovanni, Roma – 22 febbraio 2013

Los resultados se resumían en un espectacular ascenso del Movimiento Cinco Estrellas, la ajustada victoria del centro-izquierda en el Parlamento y la amenaza de nuevas elecciones tras unos meses de «Italia ingobernable», «Parlamento bloqueado» e incertidumbre. Berlusconi se había recuperado, sus rivales principales se volvieron a equivocar y la izquierda, encumbrada en las encuestas, probablemente leyó mal la situación y se adormeció. «

De los tres escenarios posibles -pacto Bersani-Berlusconi, pacto Bersani- Grillo, nuevo gobierno de transición de técnicos como el de Monti desde noviembre de 2011 y elecciones antes de un año-, nadie se atrevía a hacer pronósticos. El primero de esos escenarios parecía el más probable.

Una ojeada rápida a la excelente crónica del 26 de febrero de  Hans-Jürgen Schlamp para Der Spiegel –Election Chaos: ‘The Whole of Europe Is Afraid of Us’– aclara perfectamente todos los temores despertados dentro y, sobre todo, fuera de Italia por los resultados.

An angry comedian and «Bunga Bunga» Berlusconi won enough votes to block the formation of an urgently needed reform-minded government in Rome. They attracted millions of disenchanted people who feel they’ve lost out from the euro. Italy has descended into chaos and the whole of Europe will feel it.

The party officials debated deep into the night on the popular Italian TV talk show «Porta a Porta» («Door to Door»). That’s their job, after all. The one from the center-right alliance and the one from Silvio Berlusconi’s center-right coalition argued about who had won more — even though both sides lost millions of voters. Mario Monti joined by live videolink to announce that he was actually quite satisfied. This, despite the fact that voters virtually shot his centrist alliance down in flames. It was political waffle, far removed from reality.

Journalists tried to point out the problems to the political professionals. One reporter spoke of a «landslide,» while another said the election outcome «calls the whole system into question.» But the politicians seemed bent on showing one more time why the voters had deserted them in droves and flocked to a former TV comedian. He, by the way, was already at home and in bed at that late hour. He doesn’t go on TV, especially not to talk to politicians and journalists.

El columnista de Reuters John Lloyd destacaba que alrededor del 60 por ciento de los electores italianos habían optado por partidos «sin una idea coherente sobre cómo gestionar un estado avanzado y complejo (let alone Italy». Y añadía:

Forty percent voted for two groups that have a recognizably sensible approach to governance, the largest of which is mainly made up of the Democratic Party, heirs to the former Communist Party of Italy. In one of the smaller ironies of the election, these heirs of an anti-capitalist, anti parliamentary revolutionary ideology were regarded, especially by investors, bankers and politicians of both the center-right and center-left, as Italy’s greatest hope for constitutional and market stability.

 Tras 15 meses de un gobierno no salido de las urnas o, en términos más duros, de pausa tecnocrática, Italia acudía por fin a las urnas el 24 y 25 de febrero para elegir al sucesor de Mario Monti.

En vísperas de la votación, las encuestas anticipaban una victoria ajustada del centro izquierda, un parlamento muy fragmentado y un gobierno de coalición sin mayoría clara para conducir al país por los arrecifes de la crisis que obligó a Berlusconi a dejar el poder en 2011 y que, a pesar de los enormes sacrificios impuestos por Monti, está aún lejos de superarse.

Con más de 60 administraciones desde 1945, Italia tiene una larga historia de coaliciones débiles, pero es difícil recordar unas elecciones italianas más decisivas, si los resultados confirman la previsión de inestabilidad y parálisis, para el futuro de Europa, del euro y de España, uno de los miembros de la eurozona más necesitados a comienzos de 2013 de estabilidad regional para mantener baja la prima de riesgo y acelerar la salida de la crisis.

El PIB italiano volvió a caer a finales de 2012 por sexto trimestre consecutivo (un 0.95 %), las importaciones se desplomaron, la producción industrial se situó un 25 % por debajo de los niveles de 2009 y el PIB nacional a niveles de 2002, pero sus dirigentes, a diferencia de los españoles, tal vez por carecer de la legitimidad electoral para hacerlo, se resistieron a hacer una devaluación interna (recortes drásticos de salarios en plena recesión), con lo que la competitividad, a diferencia de la española, siguió empeorando y la deuda pública (de 2 billones de euros, la más elevada de la eurozona después de la griega) creciendo.

La gran interrogante, a punto de abrirse las urnas, era si la nueva fuerza -el Movimiento de las Cinco Estrellas (M5S) dirigido por Beppe Grillo– se convertiría en la tercera o cuarta fuerza parlamentaria gracias al voto de los millones de frustrados, desencantados con los partidos y con los dirigentes salidos de la revolución de las manos limpias o tangentopoli a comienzos de los 90.

John Hooper y Garry Blight resumían en The Guardian el 21 de febrero en un sugerente gráfico las opciones que se abrían en Italia tras las elecciones.

Opciones en Italia

De ganar más de un 20 por ciento del voto nacional el Movimiento de Grillo, «podría ser la última campaña de Silvio Berlusconi por la humillación que supondría para su partido de centro derecha quedar relevado a un tercer lugar», advertía el corresponsal de Financial Times Guy Dinmore. Y añadía:

Sería también un mensaje alarmante para Europa, pues las encuestas anticipan menos de un 10 por ciento del voto para Monti, el primer ministro tecnócrata nombrado a finales de 2011 con ayuda de Berlín y de Bruselas para salvar a Italia del desastre financiero, pero impopular en su país por las medidas de austeridas introducidas.

El perfil de los candidatos del Movimiento realizado por el profesor Tommano Nannicini -más del 40 por ciento mujeres, edad media de 32 años, casi un 80% de ellos con carrera universitaria y más de un tercio profesionales, casi uno de cada cuatro autoempleados y un 15 por ciento en el paro -incluyendo pensionistas, estudiantes y amas de casa- no tiene nada que envidiar al de los demás partidos, pero su descontento con el sistema vigente, su desacuerdo frontal con la gestión de la crisis, su deslabazado y contradictorio programa político, y su ambigüedad sobre el actual proyecto de construcción europea sembraban toda clase de dudas en los mercados y en los principales socios extranjeros.

The challenges ahead for Italy ; Map, Charts and Rankings (Financial Times, 22 de febrero de 2013) Ir al final del artículo de Dinmore

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