What is Going On in Spain?
by VICENTE NAVARRO (Weekend Edition January 9-11, 2015)
Something is happening in Spain. A party that did not exist one year ago, Podemos, with a clear left-wing program, would win a sufficient number of votes to gain a majority in Spanish Parliament if an election were held today. Meanwhile, the leaders of the group G-20 attending their annual meeting in Australia were congratulating the president of the Spanish conservative-neoliberal government, Mr. Mariano Rajoy, for the policies that his government had imposed. (I use the term “imposed” because none of these policies were written in its electoral program.)
These included: (1) the largest cuts in public social expenditures (dismantling the underfunded Spanish welfare state) ever seen since democracy was established in Spain in 1978 and (2) the toughest labor reforms, which have substantially deteriorated labor market conditions. Salaries have declined by 10% since the Great Recession started in 2007, and unemployment has hit an all-time record of 26% (52% among the youth). The percentage of what the trade unions defined as “shit work” (temporary, precarious work) has increased, becoming the majority of new contracts in the labor market (more than 52% of all contracts), and 66% of unemployed people do not have any form of unemployment insurance or public assistance.These measures have created an enormous problem of lack of domestic demand, a major cause of the long-term recession.
It has been only recently that very limited growth has appeared, due primarily to the decline in the price of gasoline, a devaluation of the euro, and a tentative commitment by the European Central Bank (ECB) to buy public bonds. The Spanish government did not have anything to do with any of these events, although it claims now that the short recovery is a result of its neoliberal policies.These neoliberal policies were promoted by the European Union (EU) establishments (European Council, European Commission, and ECB) and by the International Monetary Fund.
They were carried out in Spain with the support and encouragement of financial capital, major business enterprises, and their political instrument, the Popular Party (PP), now in government. It seems that the right-wing in Spain was finally getting what it had always wanted: the reduction of salaries and the weakening of social protection with a dismantling of the welfare state. Those policies are what the international elites of the G-20 who met in Australia were presenting as a model for all countries to follow, championing Spain as a model country.
Los reyes son… los ciudadanos
Por Jesús Maraña (04/01/2015 a las 20:39)
No son los padres. Ni los de la patria ni los de la Constitución. En democracia (incluso en una monarquía parlamentaria), los reyes son los ciudadanos. Y no sólo porque decidan el Gobierno cada cuatro años, sino porque, pasito a pasito, al hilo de las no tan nuevas formas de comunicación y participación, van forzando cambios en la forma de ‘ser’ de la democracia y en el modo de ejercerla. Si desde la política, las instituciones, las élites del dinero o de los poderes mediáticos muchos no quieren darse por aludidos, es su problema. La cabalgata de la realidad se los llevará algún día por delante. Pero las soluciones urgen. De modo que este 5 de enero de 2015 quizás resulte oportuno enviar unos cuantos deseos a los reyes / ciudadanos, que somos todos.
1.- Exijamos transparencia
Lo cual no tiene grados, sino que, como define la Real Academia, lo transparente es “claro, evidente, que se comprende sin duda ni ambigüedad”. A menos bultos, más claridad. No hacen falta muchas leyes, sino suficiente voluntad. Toda actividad sostenida en todo o en parte con dinero público debe gestionarse de modo absolutamente diáfano. Si el rey-ciudadano pregunta, las administraciones públicas tienen que responder. El silencio administrativo es una coartada incompatible con la transparencia. Y el máximo nivel de claridad es exigible a todas las instituciones que existen por, para, gracias a… los ciudadanos. No hay excusa posible para ocultar cada detalle de las cuentas y el funcionamiento de la monarquía, el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, la CNMV, el Congreso, el Senado, los Gobiernos central o autonómicos, las empresas públicas…
2.- Exijamos responsabilidad
Quieren hacernos creer que en España se ha producido una especie de conjunción planetaria en la que se mezcla una frivolidad colectiva, una tendencia natural a la picaresca, una etapa de ‘vacas gordas’ en la que todos hemos vivido “por encima de nuestras posibilidades” y un posterior, conveniente e inevitable castigo que consiste en que tenemos que “apretarnos el cinturón” por lo mal que nos hemos comportado. Tal visión luterana de lo ocurrido tiene más que ver con intereses crematísticos que con la fe religiosa o con el rigor en la administración económica.
Pero lo más importante es que se trata de una trampa. Se trata (siempre se ha tratado) de disfrazar las responsabilidades individuales en la confusión de las supuestas culpas colectivas. Quien ejerce el poder es responsable de sus efectos y de sus defectos. El presidente de un partido no puede quedarse mirando a Cuenca como si no fueran con él los autos judiciales que señalan su financiación irregular o la corrupción generalizada en sus filas. El gestor de un banco no puede seguir disfrutando de una pensión millonaria cuando ha arruinado la entidad y a sus accionistas y ahorradores. Que cada vela aguante el palo que le corresponde.
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