Relaciones Internacionales – Comunicación Internacional

La secesión de Cataluña (excelente análisis de Adolf Tobeña)

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Hibernación secesionista en la Cataluña fragmentada

El diecisiete de diciembre de 2021 cayó en viernes. El último viernes de faena antes de Navidad. A las doce del mediodía dicté una conferencia en la sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados. Se accede a ese auditorio desde la entrada en la esquina de la Carrera de San Jerónimo con Cedaceros. Los organizadores andaban algo inquietos por el día, las medidas de seguridad y las cautelas exigibles con la plaga viral arreciando de nuevo, aunque la sala ofrecía un buen aspecto cuando tocó comenzar.

Dominaba la concurrencia un venerable contingente de exdiputados y exsenadores, cuya Asociación había asumido la organización del evento en comandita con los Periodistas Europeos en Madrid1. Se veían también rostros de sabios conocidos. Pocas señoras. Deserción unánime de los parlamentarios en activo de la casa: en una jornada como esa estaban todos ellos en «los territorios», dijeron.

               Debía presentar mi libro Fragmented Catalonia: divisive legacies of a secession push (New York: Rowman and Littlefield, 2021), y la fórmula escogida era una disertación dedicada al meollo cuantitativo de ese ensayo (32). Es decir, a la serie de hallazgos estadísticos que habían permitido discernir los vectores primordiales de la fractura de la sociedad catalana. Una ostensible división política que había surgido como consecuencia del envite de secesión que culminó en 2017. Avisé que iba a abrumar al auditorio con un torrente de datos durante una hora larga y que debían procurar seguir mis indicaciones con atención, porque la visibilidad del material gráfico en las dos pantallas laterales, en lo alto del escenario, era precaria. El presente artículo resume lo esencial de lo expuesto y discutido en aquella sesión.

  1. La trinchera política.

             Comencé ilustrando la división política en Cataluña con los datos de la Figura 1. Puede observarse ahí que, desde que se introdujo una pregunta directa sobre la secesión en los sondeos que efectúa la Agencia Oficial de la Generalitat (CEO), con encomiable regularidad2, la proporción de ciudadanos que quieren la secesión y la de los que no la quieren se ha mantenido prácticamente invariable desde 2014. Redondeando las cifras hay aproximadamente un 45% de la población catalana que manifiesta su aspiración de cortar con España, hay otro 45% de población que quiere permanecer en ella y hay también un 10% de agnósticos o no interesados en la cuestión. Así seguía en Mayo de 2021, la última vez que se preguntó eso en un sondeo CEO.

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